lunes, 25 de noviembre del 202425 de nov del 2024

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Familia, activistas y periodistas la clave para detención de feminicida de Las Mojoneras

La familia, activistas feministas y periodistas, fueron la clave para la detención del feminicida de una mujer policía, ocurrido, en el Hotel Jalisco, de la colonia Mojoneras en Puerto Vallarta.

Fue a principios de Octubre cuando Rosa Alvares Peralta viajó a Puerto Vallarta con su novio para vacacionar, ambos policías de Chimalhuacán, Estado de México; llegaron al Hotel Jalisco, ubicado en Las Mojoneras, un lugar conocido porque hospeda a policías desde hace varios años, pues la Fiscalía está a escasos metros.

Su familia quien mantuvo contacto con Rosa, comenzó a notar patrones diferentes en su comunicación y comenzaron a sospechar que algo no estaba bien, hasta que el 4 de octubre recibieron la fatídica noticia, su cuerpo fue encontrado en el lugar donde se hospedaba, presentaba huellas de violencia y estaba atada de pies y manos.

Según lo detallado en entrevista por Emma Noriega representante de CLADEM en Puerto Vallarta; a los días de que ocurrieron los hechos fueron contactados por Miguel, el hermano de Rosa, pues la Fiscalía de Jalisco estaba siendo omisa en los procesos de investigación y búsqueda del novio de su hermana.

Tras varias mesas de trabajo y acompañamiento de la familia se formó una red de búsqueda en la que participaron familiares, activistas y periodistas que como si fueran ministeriales le siguieron la pista al presunto responsable, lo ubicaron en Ciudad de México y lograron darle alcance en Puebla, donde por fin intervinieron las autoridades para detenerlo.

El arresto se dió en la colonia San Juan Cuautlanchingo en el estado de Puebla, donde fue presentado a la Fiscalía local, para que después fuera trasladado a Jalisco.

Rosa Alvares, murió como lo han hecho 13 mujeres en lo que va del año en Puerto Vallarta, de forma violenta, en un espacio que debía de ser seguro para ella, en un Hotel, en el que se hospedaban policías del Estado, un hotel cercano a la propia Fiscalía.

Este es el caso de un crimen que sucedió en las narices de las propias autoridades, que simplemente como en la mayoría de los casos, solo son espectadores.

GM